Biografía Coco Chanel
Hoy vamos a hablar de la creadora de la marca Chanel.
Coco Chanel, seudónimo de
Gabrielle Chanel (Saumur, Francia, 19 de agosto de 1883 - París, 10 de enero de 1971), fue una diseñadora de alta costura francesa fundadora de la marca Chanel. Es la única diseñadora de moda que figura en la lista de las cien personas más influyentes del siglo XX de la revista
Time.
Fue una de las modistas más prolíficas de la historia y una de las más innovadoras durante la Primera Guerra Mundial. Produjo una ruptura con la opulenta y poco práctica elegancia de la
Belle Époque y creó una línea de ropa informal, sencilla y cómoda. Se consolidó también como diseñadora de bolsos, perfumes, sombreros y joyas. Su famoso traje sastre femenino de
tweed ribeteado se convirtió en un icono de la elegancia femenina, y su perfume
Chanel Nº5 es un producto mundialmente conocido.
Al nacer Gabrielle sus padres ya tenían una primera hija de apenas un
año, Julia Berthe, y la familia vivía en condiciones
precarias. Gabrielle fue inscrita equivocadamente con el apellido
Chasnel en el registro civil, pero como Jeanne Devolle estaba demasiado
debilitada por el parto y el padre estaba ausente para firmar el acta de
nacimiento,
el apellido de la bebé permaneció mal escrito.
Años más tarde,
Gabrielle Chanel añadiría otra alteración a su verdadero nombre
asegurando que fue bautizada como Gabrielle «Bonheur» (Felicidad), un
segundo nombre que las monjas del hospital habrían escogido para traerle
suerte. El nombre «Bonheur» no aparece sin embargo en ningún documento
de la época.
En 1884, Albert aceptó 5000 francos de la familia de Jeanne a cambio de que se casara con la madre de sus hijos en Courpière.
Aparte de Gabrielle y Julia, el matrimonio tuvo otros cuatro hijos: una
hija, Antoinette, y tres varones, Alphonse,
Lucien y Augustin.
Aspirante a una carrera artística
Las dos jóvenes, tía y sobrina, encontraron empleo en una pañería y como ayudantes de un sastre de Moulins de Allier.
Los hombres que iban a la satrería flirteaban con las jóvenes y las invitaban al cabaret local, donde Gabrielle se sintió atraída por el mundo del espectáculo y empezó a cantar sobre los escenarios de un
café-concert de Moulins llamado «La Rotonde».
Fue una de las tantas chicas denominadas
poseuses, aquellas que entretienen al público entre los cambios de vestuario de los artistas principales.
El dinero recaudado era aquel que obtenían al pasar el plato entre el
público como apreciación por su interpretación.
Fue por aquella época
cuando Gabrielle recibió el apodo de «Coco», posiblemente por dos
canciones de su repertorio que llegaron a identificarla: «Ko ko ri ko» y
«Qui qu'a vu Coco?», una tonadilla popular que narraba la historia de
una muchacha que había perdido a su perro Coco.
Otras fuentes indican que podría ser por
cocotte, un término francés que hace referencia a la mujer mantenida. Como intérprete irradiaba un encanto juvenil que fascinaba a los militares habituales del cabaret.
Diseñadora de sombreros y primeras tiendas
Chanel solía llevar puestas sus propias creaciones a las carreras de
caballos y llamar la atención de los presentes con su peculiar estilo de
vestir.
Sus conjuntos vanguardistas, muchas veces conformados por
pantalones de montar y poleras, contrastaban con los vestidos elegantes
de la época. Se convirtió en fabricante de sombreros en 1909 e inauguró
una boutique financiada por Balsan en la planta baja de su departamento
de soltero en el Boulevard Malesherbes. Al año siguiente estableció su casa de moda, Chanel Modes, en el número 21 de la rue Cambon en París. Su carrera como sombrerera floreció cuando la actriz de teatro Gabrielle Dorziat utilizó sus modelos en la obra de teatro
Bel Ami de 1912, dirigida por F. Nozière, y posteriormente en
Les Modes.
En 1913, abrió una boutique financiada por Arthur Capel en Deauville, donde introdujo ropa casual de lujo orientada hacia el ocio y el deporte.
Los modelos fueron diseñados con tejidos de bajo costo como el jersey y el tricot, usado sobre todo para la ropa interior de los hombres.
Tenía una localización privilegiada en una calle de moda en el centro
de la ciudad, donde vendía sombreros, chaquetas, suéteres y las
denominadas
marinières (blusa estilo marinero).
Batalla por el control de «Parfum Chanel»
La Segunda Guerra Mundial, específicamente la toma nazi de todas las
propiedades de judíos y empresas comerciales, le proporcionó la
posibilidad de ser la única destinataria de todas las ganancias
generadas por su compañía de perfumes y su producto más vendido, Chanel
Nº5. Los directores de la empresa en ese momento, los Wertheimer, eran
judíos, por lo que Chanel utilizó su condición de «aria» para solicitar a las autoridades alemanas ser la única propietaria de la empresa.
El 5 de mayo de 1941, le escribió al administrador del gobierno
encargado de resolver la enajenación de los bienes financieros judíos.
Sus motivos para la posesión de la empresa fueron que Parfums Chanel
«continúa siendo propiedad de judíos» y había sido legalmente
«abandonada» por los dueños.
La diseñadora escribió: «Yo tengo un derecho indiscutible de
prioridad... las ganancias que he recibido de mis creaciones desde la
fundación de este negocio... son desproporcionales... [y] ustedes pueden
ayudar a solucionar en parte los perjuicios que he sufrido en el curso
de estos 17 años». Durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, el mundo de
los negocios seguía con interés y cierta aprensión la lucha legal en
curso por el control de Parfums Chanel. La modista no se había percatado
de que los Wertheimer, anticipando las medidas nazis contra los judíos,
en mayo de 1940 habían otorgado de forma legal el control de la
compañía a Félix Amiot, un industrial cristiano y hombre de negocios francés. Al finalizar la guerra, Amiot otorgó el control de nuevo a los Wertheimer.
Las partes involucradas en el procedimiento legal eran conscientes de
que la afiliación nazi de la diseñadora en tiempos de guerra dañaría
seriamente su reputación y el estatus de la marca Chanel si se hiciera
pública.
Últimos años y fallecimiento
Al comienzo de 1971 se hallaba enferma y debilitada, afectada por la artrosis y su adicción a la morfina,
pero continuaba en el trabajo de su rutina habitual para la preparación
del catálogo de primavera. En la tarde del sábado 9 de enero dio un
largo paseo y al regresar a su casa, se sintió mal y se fue a su
habitación temprano.
Chanel murió al día siguiente a la edad de 87 años como consecuencia de un ataque cardíaco en el Hotel Ritz, donde había residido por más de treinta años. Sus últimas palabras (según la leyenda) fueron: «Bueno, así es como uno se muere».
Una muerte solitaria después de una vida solitaria marcó el final de la vida del mito. Su funeral se llevó a cabo en la Iglesia de la Madeleine
y sus modelos ocuparon la primera fila en la ceremonia. Su ataúd fue
cubierto con flores blancas (camelias, gardenias, orquídeas, azaleas) y
algunas rosas rojas. Sus restos fueron inhumados en el Bois-de-Vaux
Cementery, en Lausana, Suiza
Legado
En 1915, la revista de moda Harper's Bazaar
comentó sobre sus diseños: «La mujer que no tiene al menos un Chanel
está irremediablemente fuera de moda... En esta temporada el nombre de
Chanel está en los labios de todas las compradoras». Su firme determinación y carácter, así como también su buena condición
económica, la llevó a imponerse a la moda opulenta y rígida de
principios del siglo XX y bajo su influencia, quedaron fuera de moda los
aigrettes, el cabello largo, las faldas hobble, los corsés e instauró otro estilo más simple e innovador para las mujeres durante la Primera Guerra Mundial.
Creadora del traje sastre femenino, la diseñadora francesa desarrolló
una elegancia sencilla a lo largo de su carrera e introdujo las prendas
en blanco y negro, los cinturones de cadena, las camisas de cuello y
puños blancos, y las joyas de fantasía.
En los años de 1920, fue considerada la personificación de la «nueva
mujer» independiente, sociable, recreativa e individualista. Dirigió su
atención al público joven y rápidamente se convirtió en un ícono del
estilo flapper.
«No pierdas el tiempo golpeando la pared, con la esperanza de transformarla en una puerta»
—Coco Chanel